martes, 19 de abril de 2016

AFORTUNADAMENTE, AÚN QUEDAN LUGARES PARA DISFRUTAR DE LA NATURALEZA

MÁS FOTOS DE LA ACTIVIDAD:  AQUÍ
VÍDEO DE LA ASCENSIÓN AL MENTIRAS: AQUÍ
VÍDEO MOLATA DE LOS ALMENDROS: AQUÍ
TRACK PARA GPS (CALAR DE LA SIMA-MENTIRAS): AQUÍ
TRACK PARA GPS (MOLATA DE LOS ALMENDROS):  AQUÍ
  
Calar de la Sima y pico Mentiras desde Collado Tornero


Dejamos el coche, poco antes de llegar a Collado Tornero, en un pequeño ensanche  junto al río Tus. Continuamos unos cientos de metros por la carretera hasta esta aldea enclavada, en un apartado y precioso rincón, junto al estrecho del Diablo que separa el Calar de la Sima y el Calar del Mundo.



Tomamos un sendero GR, con abundantes zetas, hasta que salimos a un camino y poco después a las cercanías del cortijo de la Pradomira. Descartamos un camino a nuestra derecha, por el que efectuaremos el regreso, y seguimos ganando altura hasta alcanzar una zona despejada desde la que  ya se divisan las cumbres del Calar de la Sima.



Continuamos por este camino, entre suaves lomas, y llegamos a la sima que da nombre al calar. Desde aquí, tomamos un marcado sendero ascendente, en dirección sur, que se dirige al vértice y cima del pico Mentiras (1.896 m).


Una vez reagrupados nos dirigimos a la cercana cumbre del pico Banderas (1.897 m), punto más alto del Calar, junto al que todavía se conserva un nevero.

Aprovechamos para comer y disfrutar de las preciosas vistas que se divisan desde la cumbre, desde las abruptas pendientes de su vertiente sur, hasta las cercanas cumbres de La Sagra, Argel y Calar del Mundo, La Sarga, Almenara y Padrastro, así como otras  estribaciones de las Sierras de Cazorla y Segura.

Después del merecido reposo, acometemos el descenso en diagonal, pasamos junto a una característica depresión circular o dolina, y nos unimos nuevamente al recorrido de ascenso. Poco después nos desviaremos por una vaguada-barranco, siguiendo trazas de ganado, hasta que llegamos al camino de Los Voladores.


Descendemos por la Cañada del Avellano, en un tranquilo tramo, alternando trazas de camino y sendero, entre bucólicos pinares y antiguos campos de labor, hasta que enlazamos con un camino que, después de algunas subidas, nos lleva de nuevo a las inmediaciones del cortijo de la Pradomira.

Solo nos resta retomar el recorrido de ida para llegar nuevamente a la aldea de Collado Tornero.

Molata de los Almendros

Todavía existen lugares, más allá de lejanas, altas y nevadas montañas, que impresionan y emocionan al senderista mientras se recorren y contemplan. Uno de ellos, sin duda, es este espectacular rincón y recorrido circular por la Molata de Los Almendros y Los Macalones en la Sierra de Segura.




Desde Venta Ticiano, tomamos un sendero que cruza el arroyo de Rivelte y posteriormente asciende, en fuerte subida, hasta una evidente fractura o grieta vertical que, a simple vista y desde su base, parece infranqueable.




Alcanzamos la base de la grieta y después de una corta y fácil trepada nos colocamos al pie de un pequeño muro de unos 3-4 m de altura. Una cuerda existente facilita la escalada, la cual efectuamos convenientemente asegurados.


Seguimos ascendiendo, la grieta se ensancha y nos ofrece una espectacular imagen. Un impresionante desfiladero rocoso, esculpido por los devenires de la erosión, a cuyos pies, entre los altos farallones que lo delimitan, se extiende un estrecho canchal por donde continua el sendero. Uno de esos lugares únicos, en los que merece la pena ralentizar la marcha para poder disfrutar y contemplar, en todos los ángulos y direcciones, esta singular maravilla natural, en la que el senderista, insignificante frente a la magnitud y los caprichos de la naturaleza, no puede más que avanzar por las líneas y senderos esculpidos en la roca a lo largo de los últimos miles de años.



Salimos del canchal y la grieta y alcanzamos la parte alta de la Molata de los Almendros, en cuya cima se encuentran los restos de un poblado y una necrópolis íbera.




Después de un ligero almuerzo, continuamos por una loma con abundantes sabinas y nos acercamos, bordeando uno de los Macalones, al curso alto del arroyo de Rivelte. Un paso aéreo lateral, asegurado con un cable, nos permite, no sin complicaciones para pasar a Jack, uno de los perros que nos acompañaba (Íker, el otro perro, cruzaría cómodamente en la mochila de su dueño), a la vertiente sur del Macalón.


Superamos un fuerte repecho y continuamos por la solana. Solo nos resta descender por un zigzagueante sendero hasta alcanzar la carretera de Santiago de la Espada y, poco después, nuevamente Venta Ticiano.



En resumen, un fin de semana completo, para repetir, en el que hemos realizado uno de esos recorridos imprescindibles para todo senderista, en excelente compañía, y recompensado con el buen trato y abundante comida de Venta Ticiano. ¿Quién necesita más?

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