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La ascensión a este coloso de Sierra Nevada en los últimos días de esta tardía primavera nos ha deparado agradables sorpresas, como es la gran cantidad de nieve que aún se acumula en la sierra y el espectacular verdor de las zonas altas, un espectáculo para la vista y los sentidos.
Desde Trevélez (1.476 m.) uno de los pueblos más altos de España salimos en dirección a la Cañada de Siete Lagunas (2.850 m.) para dormir allí.
Al final solamente fuimos cinco, contando a Jack, al que consideramos uno más de la expedición y que se lo pasó genial.
Alrededor de cinco horas es lo que habíamos calculado para llegar hasta Siete Lagunas. Para ese cometido era necesario salvar un desnivel de 1.400 m. en una distancia de aproximadamente 9 km. Con las mochilas bien cargadas había que tomarlo con calma.
Una parada en La Campiñuela para realizar la comida de al mediodía con la mirada atenta de Jack para pillar todo lo que se escape.
Un gran espectáculo de belleza natural con nombres tan llamativos como el Río Culo de Perro o las Chorreras Negras, todos ellos en su máximo esplendor.
Y así, después de las cinco horas previstas llegamos al idílico paraje de Siete Lagunas, lugar donde teníamos previsto pasar la noche.
Llegamos al "Colaero", zona que si está cargada de nieve puede ser delicada, pero como se puede apreciar, se superó de forma bastante cómoda.
Ya en el collado y con el agradable sol de la mañana se podía divisar al fondo nuestro objetivo.
El posterior descenso lo realizamos por la Loma de la Alcazaba y Loma Culo de Perro hasta la Laguna Hondera. Recogimos el resto de material y tiendas de campaña para dirigirnos hasta el Alto del Chorrillo. Una zigzagueante e interminable senda nos dejó de nuevo en Trevélez.
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